Título: Ponedle la corona- Autor: Andrea Serra
- Editorial: Akane editorial
- Número de páginas: 664
- ⭐⭐⭐Goodreads
Harlow nunca quiso ser soldado. Nunca quiso ser reina. Y ahora no tiene otra opción que ser las dos cosas. Firinn está en ruinas, pero sus soldados resisten. La presidenta de Saorr y Renek Vander están dispuestos a tomar los anillos del reino como sea, incluso si eso implica convertir al antiguo teniente en rey y a Harlow en su esposa. Ella solo quería recuperar a sus hermanos y ser libre. Ahora, eso cada vez parece más imposible.
Con la manada rota y su corazón en ruinas, Harlow se encuentra sumergida en una guerra incluso más peligrosa: una entre reyes y peones, políticos y traidores, visionarios y dictadores. Harlow quiere dejar de sentir, quiere olvidar. Quiere ser dueña de su propio destino. Y quizás, para conseguirlo, tenga que volver a romper con todo.
Tras haber leído Echadla a los lobos en prevente el año pasado, la segunda entrega de esta bilogía: Ponedle la corona, llevaba en mi lista de pendientes desd entonces. En esta novela retomamos a los protagonistas desde donde los habíamos dejado, alzándose contra el sistema en pos de la justicia. Aunque la primera no me apasionó y se me hizo demasiado previsible y con relaciones entre personajes poco creíbles, en esta ocasión he de decir que desde el primer momento, se nota que la autora ya ha ganado experiencia: la narrativa es más fluida, los personajes están mejor delineados y la historia se siente más redonda que en el primer libro. Además, a diferencia de otras sagas que parecen estirarse sin fin, Andrea Serra ha sido clara: no habrá continuación. Esto da a la novela un aire de conclusión definitiva, y en mi opinión, logra cerrar bastante bien los conflictos principales y dar un sentido de cierre a la historia, lo que siempre es un riesgo en una segunda parte.
En esta entrega, la construcción de personajes ha mejorado notablemente. Renek, especialmente, se destaca como el más sólido: su único punto de vista aporta profundidad y consistencia a la narrativa, y sería interesante que la novela hubiese explotado más su perspectiva. Aunque Harlow y el resto de la manada también muestran matices más definidos que en la primera parte, algunas emociones y reacciones siguen sintiéndose exageradas: en especial al inicio, los personajes parecen dramatizar situaciones que, objetivamente, no justificarían tanto enfado o desesperación. Quizá lo que más he echado en falta en la lectura ha sido poder ahondar mejor en la psique de los personajes, no solo recibir la información en sus pensamientos o lo que ellos dicen de sí mismos; ver el carácter, no solo leerlo. Esto, no obstante, no resta disfrute, pero sí provoca una ligera disonancia entre lo que siente el lector y lo que los personajes viven.
La historia, al igual que la primera parte, es ciencia ficción juvenil con un fuerte enfoque romántico. La política y el trasfondo social, que podrían haber añadido complejidad, permanecen en un segundo plano, casi accidental, y se limitan a funcionar como telón de fondo. Influyen en diversas situaciones de la historia, pero tampoco llegamos a ahondar tanto en el entramado político como podríamos y algún problema clave se llega a solucionar con una suerte de Deus ex machina que no habría sido tal si se hubiese fraguado a fuego lento. Con todo, nada de esto impide que la trama principal sea muy ligera, amena y se lea en un suspiro, pero deja la sensación de que el universo que la autora ha creado podría explorarse aún más.
Otro punto a destacar es que, a pesar de ciertas partes previsibles, la novela mantiene un ritmo constante y logra que el lector se sumerja en la historia. Los diálogos fluyen de manera natural, los conflictos se desarrollan de forma creíble y las relaciones entre los personajes son uno de los mayores aciertos del libro. Si bien algunos giros son fáciles de anticipar, el conjunto consigue equilibrar romance, intriga y tensión, haciendo que la lectura sea entretenida y emocionalmente satisfactoria.
En definitiva, Ponedle la corona es una muestra del crecimiento de Andrea Serra como autora: consigue cerrar la historia con fuerza, construir personajes más complejos y mantener un ritmo que atrapa al lector. Aunque podrían explorarse más introspecciones y la política del mundo podría tener un papel más relevante, la novela cumple su función de cierre y deja la sensación de que, aunque no habrá continuación, la historia se despide con dignidad y consistencia. Una lectura recomendable para quienes disfruten de ciencia ficción juvenil con romance bien trabajado y personajes que logran hacerse sentir.

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