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31/7/25

El sacrificio como redención en Berserk



Hay obras que no se leen: se arrastran. Berserk es una de ellas. No importa si llegaste por la estética oscura, por la leyenda de Kentaro Miura o por recomendaciones en foros enterrados de internet: al poco tiempo de abrir una página te das cuenta de que no estás simplemente ante un manga, sino frente a una epopeya trágica, que late con la fuerza ancestral de los mitos griegos y con la crudeza filosófica del existencialismo más descarnado.

Y entre las sombras, en el centro del huracán, aparece él: Guts, el guerrero maldito, el niño sin nombre, el hombre atravesado por una herida que no deja de sangrar.

Pero, antes de comenzar: ¿De qué trata este manga? 

Berserk es una obra monumental del manga japonés creada por Kentaro Miura, que comenzó a publicarse en 1989 y, pese al fallecimiento del autor en 2021, continúa siendo una referencia ineludible del medio. Es, ante todo, una historia de supervivencia, de venganza, de lucha interna y externa contra un mundo desgarrador y brutal, narrada con una intensidad pocas veces vista en la ficción contemporánea. Pero también, y esto es esencial, Berserk es una profunda meditación sobre la condición humana.

Su protagonista, Guts, es un mercenario marcado por una infancia traumática y una vida de violencia perpetua. Desde sus inicios como niño soldado hasta convertirse en un guerrero imparable, Guts encarna la figura del marginado que lucha contra el destino, contra los dioses y contra su propia oscuridad. La historia se articula principalmente en torno a dos grandes etapas: la llamada "Edad Dorada", que narra el ascenso y caída de la Banda del Halcón, y la posterior travesía de Guts como guerrero solitario, enfrentado a criaturas demoníacas, pero también a sus propios fantasmas.

En el corazón narrativo de la obra se encuentra la relación entre Guts y Griffith, líder carismático de la Banda del Halcón, cuyas ambiciones divinas desencadenan la tragedia más desgarradora del relato. Este vínculo se convierte en el eje simbólico y emocional de la serie: Guts representa la voluntad individual, cruda y casi nihilista; Griffith, en cambio, encarna la hybris, la ambición desmedida, el deseo de sobrepasar lo humano y alcanzar lo divino, cueste lo que cueste.

Visualmente gótica, argumentalmente trágica y filosóficamente densa, Berserk se mueve entre el horror y la épica, la fantasía oscura y la introspección más íntima. Con claras influencias de la filosofía existencialista, el arte medieval europeo y la literatura romántica, la obra plantea interrogantes esenciales: ¿existe el destino? ¿Hasta qué punto somos dueños de nuestras decisiones? ¿Qué implica resistir en un mundo que nos es hostil?

La voluntad de un hombre se mide por la cantidad de dolor que puede soportar

Heridas abiertas: un protagonista tallado en trauma

Hay una palabra alemana, Schmerz, que designa un dolor que no solo se siente, sino que estructura. Guts es Schmerz hecho carne: cada golpe, cada traición, cada pérdida ha ido forjando no solo su cuerpo, sino también su identidad. Su infancia, marcada por el abandono, la violencia y la supervivencia sin afecto, no es anecdótica, sino matriz: Guts es el resultado de una infancia sin lenguaje amoroso, y eso determina toda su trayectoria.

Freud hablaba del trauma como un retorno constante: algo que no se procesa, sino que se repite. Y Berserk está lleno de ecos. El Guts que conocemos sigue luchando no solo contra apóstoles o monstruos, sino contra un pasado que no se deja enterrar. Cada combate es un espejo.

La hybris: cruzar la línea de lo humano

En la tragedia griega, hybris era el acto de desmesura que provocaba la caída del héroe. Aquiles, Edipo, Agamenón: todos cruzaron un límite, desafiaron lo divino o lo humano, y fueron castigados por ello. Griffith es, en este sentido, un Edipo que no busca la verdad sino la gloria; un Prometeo que no entrega el fuego, sino que se quema a sí mismo por tocar el cielo.

La caída de Griffith, la transformación en Femto, es la consecuencia directa de su hybris: al negarse a vivir sin alcanzar su sueño, sacrifica a todo aquel que lo hizo humano. Pero Miura no lo presenta como un simple villano. Hay en él una lógica trágica, casi nietzscheana: “quien tiene un porqué, puede soportar cualquier cómo”. Y Griffith, sencillamente, no soporta la finitud del cómo.

Guts, por el contrario, es la figura de la anti-hybris: no desea el mundo, solo desea seguir caminando. No busca trascender la carne, sino habitarla, aunque duela. Es una forma de resistencia ética: no como héroe, sino como superviviente. Guts, en muchos sentidos, es un héroe trágico. No solo por su destino cruel, sino por esa voluntad inquebrantable que roza lo inhumano. Él no se detiene. No puede. Lucha incluso cuando el cuerpo ya no responde, cuando ha perdido todo lo que le daba sentido. ¿Es eso admirable? ¿O es, en realidad, la marca de una hybris interiorizada, de una incapacidad para aceptar la fragilidad?

La Matadragones, su gigantesca espada, es más que un arma: es símbolo. No solo destruye, también aísla. Nadie puede acercarse sin ser herido. En su tamaño descomunal hay un mensaje: Guts ha elegido el exceso como forma de supervivencia. Pero todo exceso tiene un precio.

Griffith, el espejo perverso


El antagonista no es solo un enemigo: es la sombra del héroe. Y Griffith no es una excepción. Es carisma, ambición, belleza. Pero también es vacío. Su traición —que no desvelaré del todo por si alguien llega a este blog sin conocer el Eclipse— no es solo una acción concreta, sino un gesto filosófico: la instrumentalización absoluta del otro.

Griffith cree que los sueños justifican los medios. Guts, que la dignidad está en resistir incluso cuando el mundo entero te abandona. La oposición entre ambos no es solo narrativa, sino existencial. Uno encarna el nihilismo estético, el otro el dolor como motor ético. Y sin embargo, Guts no puede cortar del todo su vínculo con él. Porque Griffith no solo fue su líder, también fue, acaso, su primer afecto real. El Eclipse, leído así, no es solo un acto de violencia, sino una forma de traicionar la posibilidad del amor.

El cuerpo como campo de batalla

En Berserk, el cuerpo no es solo una herramienta o un campo de batalla. Es un archivo. Un registro viviente de todo lo que no puede olvidarse: violencias, pérdidas, derrotas, placeres interrumpidos. El cuerpo de Guts es símbolo y sintomatología. Su espada descomunal, su brazo mecánico, su ojo perdido... no son trofeos, sino restos. El cuerpo es la única patria posible en un mundo que lo ha expulsado de todos los hogares. Cada cicatriz es memoria encarnada. Cada herida habla. No por nada, el mayor acto de violencia que sufre Casca también es corporal: su trauma la reduce a un estado liminar, casi animal, en el que el lenguaje ha desaparecido pero el cuerpo sigue recordando.

A este respecto no podemos dejar de pensar en autoras como Judith Butler y Susan Sontag, para ellas el dolor da testimonio. El cuerpo es político porque es frágil, porque no miente. Y en Berserk, la verdad se escribe siempre sobre la carne.

Casca: la locura como refugio

No puedo cerrar este artículo sin mencionar a Casca. Su destino —tan cruel, tan injusto— es uno de los elementos más desgarradores de la historia. Pero lo que más me interesa es cómo Miura representa su locura no como un mero trauma, sino como una forma de disociación. Como si su mente hubiese dicho: “Hasta aquí. No más”.

Casca no enloquece porque sea débil. Enloquece porque, como diría Artaud, “el cuerpo ya no puede con la historia”. Su silencio, su mirada perdida, son también formas de resistencia. No una que empuña una espada, pero sí una que se niega a habitar el horror.

 Lo monstruoso y lo humano: frontera rota.

Una de las grandes preguntas del manga es: ¿qué es ser humano? Y la respuesta, lejos de ser biológica, es ética. Hay Apóstoles que han vendido su humanidad por poder. Pero hay humanos —como Griffith— que, sin transformarse físicamente, se convierten en monstruos por elección.

Berserk no divide en blanco y negro. Las fronteras son porosas. Hay ternura entre los demonios. Hay salvajismo entre los humanos. Lo monstruoso es, muchas veces, el resultado de una herida no escuchada. Guts mismo es leído como bestia por muchos. Pero lo que lo salva no es la moral, sino el cuidado. Su vínculo con Casca, con Puck, con Farnese… son actos de rehumanización frente al abismo.

Podríamos pensar aquí con Julia Kristeva y su noción de lo abyecto: aquello que nos repulsa porque nos recuerda nuestra propia fragilidad. Lo monstruoso en Berserk no está fuera de lo humano. Está dentro, reprimido, temido… hasta que emerge.

 La voluntad de vivir y el eterno retorno.

Frente a todo este horror, ¿por qué seguir? Berserk es profundamente nietzscheano en este sentido. La voluntad de Guts no es épica, sino vital. No pelea por la justicia. Pelea por seguir. Porque detenerse sería ceder el alma a la desesperación. En este gesto, Berserk recuerda que resistir no es negar el dolor, sino darle forma, canalizarlo, transformarlo.

Es un acto profundamente filosófico: decir sí a la vida incluso cuando no ofrece sentido. Nietzsche hablaba del eterno retorno: vivir de tal modo que desearías repetir tu vida infinitamente. Guts no lo desearía. Pero lo vive. Una y otra vez. Con su cuerpo, con su silencio, con su espada.

¿Por qué seguir leyendo Berserk?

Porque no es un manga sobre espadas y monstruos. Es un canto roto sobre la humanidad. Porque en cada página hay una pregunta sin respuesta. Porque Guts no es un héroe perfecto, sino una herida abierta que avanza.

Y sobre todo, porque Berserk no nos promete redención, pero sí algo más raro: un sentido nacido del caos. Como los trágicos griegos, como Dostoievski, como Nietzsche, Miura nos dice que tal vez no hay salida. Pero incluso entonces, podemos alzar la espada. Aunque sepamos que no venceremos. Berserk no me gusta solo por su historia. Me gusta porque me hace pensar. Me gusta porque no da respuestas fáciles. Porque se atreve a mirar al trauma sin decorarlo. Porque muestra que incluso entre la carne rota y la noche interminable hay lugar para una chispa. Una mano extendida. Un silencio compartido.

Y eso, en tiempos cínicos, es más revolucionario que cualquier rebelión.
Eso es lo que me enseñó Miura: que a veces, resistir es la forma más íntima de libertad.

6/7/21

Analizando Shingeki no Kyojin





 Desde que en mayo mi hermana pequeña y yo nos decidimos a empezar el anime Shingeki no Kyojin, también conocido como Attack on titan, no pudimos dejar de ver capítulos y capítulos hasta terminarlo -aunque ojalá no lo hubiésemos hecho porque estamos con una crisis existencial desde entonces- 

Precisamente porque ha sido un anime que nos ha tenido hasta las tantas de la mañana sin separar la vista de la pantalla, he decidido hacer una entrada hablando de él. Aviso a navegantes de que habrá spoilers, quizá no de todas las temporadas pero si no la has visto, mejor retírate. Normalmente, no hago este tipo de entradas pero siento que, al fin y al cabo, este es mi espacio para hablar de aquellas cosas que me gustan y, en este caso, Shingeki no Kyojin ha sido una de esas cosas -concretamente una que me ha obsesionado muchísimo- por lo que, qué menos que hacerle un hueco (un hueco bien grande). 

Bien, Shingeki no Kyojin es, originalmente, un manga que ha sido adaptado y convertido en un anime que, actualmente, cuenta con 4 temporadas (más otra que saldrá en 2022) y múltiples capítulos adicionales y películas. En él nos cuentan la historia de tres niños, Eren Jaeger, Armin Arlert y Mikasa Ackerman, los cuales viven en un país dividido por tres murallas, una dentro de otra: Muralla Maria (donde viven los chicos y la muralla exterior), Muralla Rosé y Muralla Sina. Este sistema se ha hecho para proteger a los habitantes de los titanes, unos seres gigantescos de forma humanoide que se se alimentan de seres humanos. Estos titantes llevan siglos aniquilando a los habitantes de las murallas, de hecho, la raza humana está al borde de la extinción precisamente por este motivo. Ellos son los únicos humanos que quedan con vida, más allá de Muralla Maria no hay nada; o al menos eso dicen.

La historia comienza cuando Muralla Maria es derribada y la madre de Eren es devorada por un titán, esto conlleva que los tres muchachos deban ser refugiados en la siguiente muralla, pues la suya ha quedado a merced de los titanes. Una vez allí, se terminan por alistar al ejército; existen tres agrupaciones: la policía militar, el cuerpo de exploración y  las tropas de guarnición. Una vez superado su tiempo de formación los tres amigos eligen el cuerpo de exploración, el único cuerpo que va más allá de las murallas, con la finalidad de terminar con los titanes. 

Hasta aquí el pequeño resumen de la trama de Shingeki no Kyojin, a priori, pinta bien, pero es que a medida que avanzamos viendo el anime no podemos evitar resaltar muchos de los aspectos que se ponen de manifiesto en él. Sobre todo si atendemos a los aspectos filosóficos que se manifiestan a medida que avanza la historia y conocemos más sobre la sociedad distópica que plantean. 


Lo primero que me ha llamado la atención es la sociedad que se plantea en este anime. Tenemos a la humanidad recluida en tres murallas para protegerse de los titanes y, a su vez, a los ciudadanos protegidos por tres tipos de policía, aunque uno de esos cuerpos -el de exploración- tiene su misión más allá de los muros y no dentro de éstos. Además, también tienen un monarca, el cual vive en el centro de las tres murallas, es decir, en la zona mejor protegida de los titanes, siendo él quien regula todo lo que pasa. Pero es que también, como se ve a final de la tercera temporada, es él quien decide qué historia se les va a contar a sus habitantes, porque el rey Fritz posee el poder de modificar la memoria y lo ha empleado para hacerles creer que, efectivamente, ellos son los únicos seres humanos que quedaban sobre la faz de la tierra cuando, en realidad, no es así. 

Más allá de las murallas nos encontramos con Marley, un continente que durante un tiempo estuvo en guerra con el pueblo de Eldia (parte de ese pueblo se aisló en Paradis, la isla donde viven los protagonistas y, por tanto, donde se encuentran las murallas). De hecho, ambos tienen un pasado histórico común, la fundadora de la nación de Eldia, Ymir, poseía el poder de los titanes y subyugó a los marleyenses durante muchos siglos. Esto ha hecho que, en cuanto tuvieron la oportunidad, los habitantes de Marley hiciesen pagar sus pecados a los eldianos y, actualmente, los habitantes descendientes de Ymir son tratados como ciudadanos de segunda, personas que deben pagar por los pecados de sus antepasados. Viven en campos de concentración y se les identifica con brazaletes de colores. Seguramente esto nos traiga a la mente un pasado histórico por todos conocido... Esta situación podría hacernos pensar también en el pecado original, los habitantes de Paradis y, en general los eldianos, deben pagar por crímenes que ellos no han cometido, crímenes que, en ocasiones, incluso desconocen. Aún así, los habitantes de Marley les consideran criminales, monstruos, asesinos, demonios ¿debe un pueblo pagar las penas de sus antecesores?, muy al día con ciertas controversias que surgieron, por ejemplo, al respecto de la conquista de América y si era necesario pedir perdón en el siglo XXI por hechos pasados.

Pero este anime no se queda ahí, sino que debemos prestar atención al hecho de que los titanes de los que nuestros protagonistas se protegen, son ciudadanos eldianos que los marleyenses han castigado. En lugar de ajusticiarlos los transforman en titanes (recordemos que poseen la sangre de Ymir que tenía el poder de transformarse en titán) y los lanzan a la isla donde, posteriormente, atacarán a los habitantes de las murallas y morirán a manos del cuerpo de exploración que, a fin de cuentas, está matando a habitantes de su propio pueblo sin saberlo -no olvidemos que los humanos del interior de las murallas ignoran lo que sucede más allá de ellas, viven en la completa ignorancia aunque algunos creen que más allá hay mares, lagos y montañas-.

Volviendo a la vida en el interior de las murallas, ya en los primeros capítulos observamos constantes referencias a que la vida es lucha, no hay otra opción que pelear si quieres sobrevivir dentro de ellas. Reiteradamente, veremos cómo los tres protagonistas hacen mención a la necesidad de asumir que el mundo no es justo, que la violencia es parte de él, que los seres humanos son terribles y que, a veces, hay que hacer cosas terribles. Casi un poco en la línea de Hobbes, considerando que los seres humanos son malos por naturaleza y que únicamente se contienen gracias a las instituciones; Armin, Mikasa y Eren dan mensajes similares en repetidas ocasiones, de hecho, Mikasa reacciona y se defiende -a ella y a Eren- después de una secuencia en la que se muestra a una mantis religiosa acabando con la vida de un insecto, y a su padre con un pato que había cazado. La vida también es muerte. 

El mundo no se ha convertido en un infierno, ha sido un infierno - Armin Arlert

Otro asunto latente en el anime es cómo las clases sociales están marcadas, de hecho, lo están tanto que se separan siguiendo las murallas. Como decía unos párrafos más arriba, el rey vive en la muralla interior, la que está más protegida de los titanes, mientras que otros, como son nuestros protagonistas, viven en la zona más externa de las murallas, siendo los primeros en sufrir las consecuencias de la invasión de los titanes. Cada muralla tiene su propia clase social y sus propias formas de vida. En la sociedad que plantea el anime hay una gran desigualdad, pero no es parte de la política del rey solucionar estos asuntos, de hecho, en ningún momento se habla nada al respecto. La política que sigue esta monarquía, con el rey Fritz a la cabeza, se basa, única y exclusivamente, en mantener al pueblo unido en tanto que tienen un enemigo común al que batir. Emplea el miedo y la paranoia para unir a todos sus habitantes contra un único enemigo: los titanes. 

De hecho, a lo largo del anime se reflexiona acerca de cómo sin la existencia de los titanes la humanidad -más bien la porción de humanidad que conocen y que consideran como la totalidad- terminaría por sucumbir en guerras civiles, pero gracias a la existencia de un enemigo, un chivo expiatorio, se mantienen unidos, no tienen tiempo para pelearse entre ellos porque están ocupados defendiéndose. Una política que basa toda su estabilidad en una guerra permanente con el exterior, puede que también nos suene. Incluso cuando Armin y el comandante Pixis hablan, llegan a la conclusión de que el verdadero enemigo no es el titán, sino que lo es la humanidad en sí misma -de nuevo siguiendo una línea muy Hobbesiana, en tanto que el hombre es violento y malo por naturaleza, es un enemigo para sí mismo-. Los titanes no serían más que una excusa perfecta para que la humanidad siga unida, un objetivo común. 

Antes de que los titanes aparecieran, la humanidad consistía en diferentes razas, diferentes credos, todos arañándose y mordiéndose los unos a los otros por sangre, la humanidad requería un enemigo más grande que si misma solo para sobrevivir - Dot Pixis

A pesar de todo, la línea que separa amigos de enemigos se vuelve difusa con el tiempo. Al inicio del anime queda bastante claro que los titanes son el enemigo a batir, pero desde el instante en el que Eren protege con su cuerpo de titán a Armin y Mikasa frente a las balas de la policía militar, esa línea va desapareciendo. De pronto, los titanes adquieren una nueva posibilidad, la de no ser el enemigo por antonomasia. Hasta entonces, sabíamos diferenciar titán de humano, entendíamos que eran cosas diferentes y que, por tanto, los titanes eran los enemigos y los humanos los "amigos". Lo eran, precisamente, porque lo que definía en cierto modo a los titanes era el no ser humanos, no se sabía qué eran, pero humanos sabíamos que no. En ese momento pierden una parte de su definición, los titanes dejan de no ser humanos, al igual que los humanos dejan de no ser titanes, ya no es tan fácil diferenciarles y, por ende, una parte de ellos se diluye. En mi opinión, esta escena resulta clave para comprender el cambio que se observa en los personajes y, en general, en la mentalidad de la sociedad que se plantea. 

Desde el inicio del anime, percibimos que la libertad es un tema recurrente, constantemente los personajes ansían ser libres y reflexionan acerca de qué significa para ellos tal palabra. No debemos perder de vista que son niños que han crecido dentro de unos muros, que desconocen qué hay más allá -si es que hay algo- y que se encuentran bajo el mando de un monarca absoluto que les niega muchos conocimientos. Esto que hace que, desde el primer instante, busquen alistarse al cuerpo de exploración, ganarse las alas, ir más allá de los muros, incluso aunque esto conlleve grandes riesgos. Observamos que hay dos tipos de soldados: aquellos que buscan ser policía militar, un puesto asegurado, a salvo, sin demasiados cambios, predecible y tranquilo, que les de una vida cómoda, quizá sin mucha aventura pero segura tras los muros, y aquellos que buscan salir de allí, que están dispuestos a asumir todos los peligros con tal de salir de la "prisión" en la que viven, descubrir qué hay más allá y tratar de liberar a la humanidad de su condena. La ansiada libertad es para los protagonistas la clave de toda su aventura, de hecho, constantemente hacen alusión a ella, a la búsqueda de ser un ser humano libre, sin rendir cuentas a nadie, en todos los sentidos en los que uno puede ser libre, ya no solo haciendo referencia a los muros sino también a no estar atado a un cuerpo militar, a una misión, a poder decidir qué es lo que le parece bien de forma autónoma, qué versión de la historia escuchar, tomar sus propias decisiones, incluso aunque eso conlleve separarse de sus amigos y familiares, buscar el propio sendero de uno mismo con total libertad. Las cadenas comienzan a ser materiales -los muros- pero terminan siendo incluso ideológicas y tratan siempre de liberarse de ellas, especialmente Eren Jaeger, el cual busca por todos los medios reforzar su postura de hombre libre, o al menos de no esclavo. 

A continuación, me gustaría señalar algunos aspectos de la trama que, inevitablemente por defecto profesional, me han recordado a planteamientos de la tesis mantenida por Platón. En primer lugar, la manifestación de la alegoría de La Caverna en Shingeki no Kyojin. En caso de que no estéis muy familiarizados con este asunto lo resumo brevemente, el filósofo griego plantea que cierto grupo de humanos vive dentro de una caverna tomando por realidad las sombras de los objetos reales, y no será hasta que uno de ellos se percate del engaño y salga de la caverna que se den cuenta de que su realidad no es tal. Su deber será entonces regresar a la caverna y contar a los demás lo que ha descubierto, para que ellos también puedan conocer la verdad. Bien, como ya sabemos, más que nada porque lo he mencionado anteriormente, los habitantes de Paradis desconocen lo que hay fuera, no saben que más allá de los muros hay una realidad muy distinta, por así decirlo, viven dentro de la caverna platónica. Se dan cuenta de que lo que han tomado por realidad no es cierto gracias a Grisha, el padre de Eren, que mediante un diario toma el papel de ese humano que vuelve a la caverna a informar de la verdad. Es entonces cuando los personajes emprenden un viaje para conocer dicha realidad, para ver ese mundo con sus propios ojos y, posteriormente, realizar el mismo papel de Grisha contando al resto lo que han descubierto. Resulta muy llamativo el momento en el que ven el mar por primera vez, cómo perciben ciertos olores, sensaciones o sabores por primera vez, cómo despiertan y ven la realidad tal y como es. Del mismo modo que el humano sale de la caverna y es cegado por el sol, por el verde de la hierba y el olor de las flores. 

Otro aspecto platónico a resaltar: la teoría de la reminiscencia del alma en los titanes. Conocer la verdad, lo que sucede realmente en muchas situaciones, no tiene lugar de forma que todos puedan acceder a ello, sino que se hace a través de los recuerdos del anterior poseedor del titán en cuestión, de este modo, podríamos relacionarlo con una suerte de teoría platónica del alma. En las almas de todos los seres humanos se encuentran las ideas, pero necesitan que se despierten mediante los recuerdos en cada individuo. En este caso, tiene lugar al tocar a ciertas personas, o al adquirir el poder de un titán, pero el trasfondo es el mismo. Ellos ya tienen acceso a esas ideas, solo necesitan algo que desencadene ese recuerdo, que les permita acceder a ellos.  

Por último y para terminar, me gustaría resaltar también una alusión que se hace al final de la última temporada -al menos la última que hay hasta ahora, porque como ya dije falta una segunda parte-. En los capítulos finales se habla de la eutanasia, es decir, se planea poner fin a la guerra que existe entre Marley y Eldia mediante la extinción de los titanes, pues consideran que el problema se solucionaría si dejasen de existir personas con la sangre de Ymir. Vaya, que hacen uso del Muerto el perro se acabó la rabia, no puedo evitar recordar en este punto el planteamiento de Saramago en Ensayo sobre la ceguera, en el que plantea terminar con la ceguera blanca mediante la exterminación de todos ellos, muy al estilo del plan de Zeke y Eren, terminar con los titanes, de este modo no habrá mayor discusión. No habrá una amenaza incontrolable por parte de los eldianos porque no serán diferentes, habrán terminado con la raza ellos mismos. Podríamos hablar de la exterminación de un pueblo entero simplemente porque les supone una posible amenaza, o porque poseen "mala sangre" de nuevo, podríamos hacer ciertas similitudes con nuestro pasado histórico. Realmente es un planteamiento que aún queda a medias, espero que en la siguiente temporada nos desvelen algo más porque siento especial curiosidad por la visión de Zeke del asunto. ¿Por qué la solución es terminar con ellos en lugar de aceptar que existen?, ¿merece la pena el riesgo de tener titanes sabiendo que pueden terminar con todo solo con quererlo? Por otro lado, ¿es justo obligar a las personas a acortar su vida para obtener el poder del titán? Como sabemos, aquellos eldianos que despierten el poder del titán solo vivirán trece años más ¿compensa?, ¿es lícito obligar a niños a acortar su vida para defender un pueblo?, ¿por qué alguien querría destruirse a sí mismo aunque fuese lentamente a cambio de poder?



Muchas preguntas quedan abiertas al final de la primera parte de la cuarta temporada y estoy deseando poder ponerles fin el año que viene. Creo que hasta aquí mi análisis de este anime, sin duda ha dado bastante de sí, incluso quedándome muchos aspectos que no he querido desarrollar con total profundidad y me he limitado a exponer. La única finalidad de esta entrada era llevar a cabo un análisis de Shingeki no Kyojin, ya que ha sido un anime que he disfrutado muchísimo y que tengo ganas de seguir viendo porque que considero que ofrece muchas cosas interesantes más allá del entretenimiento de la trama. Pone de relieve muchos aspectos y cuestiones propias de la filosofía que deberían ser puntos a tener en cuenta a la hora de elegir el anime y, precisamente, eso es lo que he buscado con esta entrada, subrayar dichos aspectos "filosóficos" que podríamos valorar para elegir Shingeki no Kyojin como el próximo para ver. 

Sin duda, ha sido una entrada diferente, muy larga soy consciente, pero no quería quedarme con nada en el tintero. Si habéis llegado hasta aquí, gracias por leerme, espero que os haya resultado, por lo menos, interesante. Tengo la sensación de que no será la única entrada de este estilo, bien sea con series o con otros animes, pero me ha gustado mucho escribirla y creo que aúna bien dos cosas que me gustan -o más de dos si incluimos también el escribir-. 






8/6/21

Reseña | La guerra de los mundos

 


La guerra de los mundos - H.G. Wells

288 pág. | Plutón ediciones | 2021

Goodreads 

"Y aunque haya una demora, el final será el mismo. Hombres contra hormigas". La guerra de los mundos narra por primera vez en la historia de la literatura un tema que será recurrente desde entonces y originará todo un subgénero dentro de la ciencia ficción: la invasión de la Tierra por extraterrestres procedentes de Marte. A través de esta fábula en la que ocupan un lugar central las descripciones científicas, las premoniciones sobre el futuro de la tecnología y los entresijos de la política, H. G. Wells nos habla sobre la vanidad y la seguridad ficticia de una humanidad autosatisfecha, y de los peligros que acechan su supervivencia.




Escribo esta reseña mucho después de haber terminado el libro, precisamente porque tenía tanto que decir de él que quería dedicarle el tiempo suficiente, poder sentarme con calma a escribir. 

Al igual que mencionaba cuando hice la reseña de La máquina del tiempo, este es uno de los clásicos dentro de la ciencia ficción que, si os gusta el género, deberíais haber leído. Yo siempre he sido más de fantasía, no tanto por elección como porque fue con lo que empecé a "leer de verdad", pero ya no estaría tan segura de esa predilección por el género. Lo poco que he leído de ciencia ficción me ha gustado mucho. 

Como muchos seguro que sabéis, La guerra de los mundos narra la historia de una invasión alienígena, concretamente de marcianos, que está terminando con la vida en la Tierra. Al principio parece que son inofensivos y, de hecho, los seres humanos se acercan a ellos esperando que sean pacíficos, que busquen interactuar con nosotros de algún modo, quizá conocernos mejor, pero en seguida queda latente que no es así, que no buscan relacionarse con los humanos, sino terminar con ellos. Me ha gustado mucho la narración de H.G. Wells, ya que resulta amena, ligera y tiene buen ritmo, sabe cómo enganchar al lector desde las primeras páginas y llevarle sin darse apenas cuenta al final de la historia. Como os decía, yo no conocía mucho de la novela antes de leerla, lo único que sabía era lo poco que se había mencionado en un capítulo de Los Simpson, hasta ahí mi conocimiento sobre la obra. Aun así, desde la primera página me metí de lleno en la historia. 

Si bien es una novela que requiere que se cuenten muchos detalles porque, al fin y al cabo, estamos frente a una situación que no es cotidiana y necesitamos bastante información para recrear las escenas mentalmente, H.G. Wells sabe proporcionarnos lo justo y necesario. No cae en narrar con excesivo detalle ciertas situaciones, haciendo la trama lenta y pesada, sino que sabe cuándo contar y el qué, hasta el punto de que, de hecho, el propio narrador hace en ocasiones pausas en las que explica por qué es importante detenerse en determinados aspectos o, por el contrario, porque no es tan relevante pormenorizar en otros y pasa por alto ciertos temas. También reconoce su propia ignorancia, indicando que no habla porque desconoce cierta información, lo cual ayuda a incrementar el realismo de la historia, ya que sientes que realmente te lo está contando alguien que lo ha vivido pero que no es omnisciente, es decir, te lo relata como algo que ha sucedido, pero de lo cual no tiene toda la información.

Si bien la novela está casi por completo narrada desde el punto de vista del protagonista, durante algunos capítulos conocemos la situación en Londres de mano de otro personaje. No se trata de un personaje especialmente importante en la historia, pero me ha resultado agradable conocer los hechos desde otro punto de vista, averiguar lo que está sucediendo en otras partes del país. Además, no es una novela en la que haya personajes más o menos importantes; en la medida en la que está narrando una situación peliaguda para toda la humanidad, el único importante es el protagonista, y porque es el que cuenta la historia. Si no fuese así, sería otro entre muchos sin nada a destacar. Quizá por eso también me pareció muy interesante cómo hace importantes a personajes que, a veces, ni salen en escena. Es el caso de la mujer del protagonista, apenas aparece como tal pero es fundamental en la personalidad de su marido, lo que nos hace evocarla constantemente como lectores cuando algo está a punto de suceder. 

En los últimos años del siglo diecinueve nadie habría creído que los asuntos humanos eran observados aguda y atentamente por inteligencias más desarrolladas que la del hombre y, sin embargo, tan mortales como él; que mientras los hombres se ocupaban de sus cosas eran estudiados quizá tan a fondo como el sabio estudia a través del microscopio las pasajeras criaturas que se agitan y multiplican en una gota de agua.

Respecto a la trama en sí, creo que podría estar hablando de ella largo y tendido, precisamente porque, al igual que pasaba en La máquina del tiempo, esta novela cobija muchas reflexiones realmente interesantes que merecían una mención. A grandes rasgos haré hincapié en alguna de ellas, por ejemplo la frase que he resaltado previamente, pero no porque sea lo más interesante, sino porque es de las primeras que nos encontramos. Como decía, en esta novela nos topamos con numerosos comentarios a raíz de la incapacidad del ser humano de hacer frente a los marcianos, pues gracias a su avanzada tecnología estos últimos terminan con la humanidad como si fuesen pequeñas hormigas molestas, casi sin esfuerzo. Mientras que los humanos esperaban conocer a seres cordiales con los que poder conversar, ellos se limitaron a terminar con todos aquellos que les hiciesen frente. Esta situación propicia que el narrador reflexione continuamente acerca de la supuesta supremacía del ser humano, que actualmente se ha visto relegado del trono en el que se veía a sí mismo para formar parte del grupo de seres vivos que buscan sobrevivir, sabiéndose incapaces de acabar con un gran depredador, en este caso los marcianos antaño el ser humano. 

Aunque este es simplemente un ejemplo, la propia novela está repleta de pensamientos a los que incluso se podría dedicar un post entero. Desde luego, La guerra de los mundos narra una situación que se presta a reflexionar, a repensar ciertas situaciones que dábamos por hecho como especie. Tampoco quiero ahondar mucho más en este aspecto porque no espero alargarme demasiado, y menos aún quiero hacer ningún tipo de spoiler a los posibles lectores. Lo bonito es encontrar por uno mismo asuntos que nos hagan pensar.

Simplemente diré que ha sido una de las mejores lecturas del mes y de lo que va de año y que tardaré en encontrar algún libro que pueda hacerle sombra. Lo cierto es que, por un lado, lamento no haberlo leído antes y, por otro, siento que me lo he terminado demasiado rápido. Lo leí con calma porque no quería llegar a terminarlo, quería disfrutarlo de veras, y aunque así ha sido, siento que me ha durado demasiado poco. Con todo, ha sido más gratificante que la lectura de La máquina del tiempo, mas no por la calidad de la novela en sí (ambas me han gustado mucho), sino porque al ser un libro más largo, ha dado pie a más situaciones interesantes, a más reflexiones y a una historia más trabajada. Con todo, he de decir que ambas serán, casi con total seguridad, de mis mejores lecturas de 2021. 



4/3/21

Reseña | La voz del ángel

 

La voz del ángel - Frédéric Lenoir

260 p. | Grijalbo | 2020

Goodreads 

Una anciana serena y positiva con un duro pasado a sus espaldas. Un joven desesperado que se asoma al abismo del futuro. Una amistad capaz de iluminar los días más sombríos y disipar los miedos del presente. Dos personajes inolvidables descubren que en el lugar más inesperado puede aparecer nuestro ángel. Sus vidas se cruzan en una aséptica habitación de hospital. Él es Hugo, un joven desesperado que ha intentado suicidarse, y ella Blanche, una anciana serena y positiva que no quiere seguir luchando contra la enfermedad que padece desde hace años. A priori no parece que tengan nada en común pero, a medida que pasa el tiempo, surge entre ellos una relación reconfortante e inspiradora. Blanche, que ha disfrutado y sufrido intensamente durante su larga vida, no comprende la actitud derrotista de Hugo y echa mano de todo lo que sabe para intentar devolverle las ganas de seguir adelante. Por su parte, Hugo descubrirá que esta mujer inteligente y valerosa esconde un pasado más duro de lo que parece. Poco a poco, entre poemas, anécdotas, recuerdos y pensamientos, se tejerá entre ambos una red de complicidad que los llevará a confesar sus secretos más íntimos y a compartir momentos tan extraordinarios y como dolorosos. Una inspiradora novela sobre el sentido de la vida. Una historia cálida que nos ofrece toda una lección de valor, optimismo y amor.

*Gracias a la editorial Grijalbo por el envío del ejemplar

Hace siglos que quería traeros esta reseña, uno de los libros que más ha resonado desde su publicación. Hará ya unas semanas que me terminé la novela y no encontraba el momento de sentarme a escribir la reseña, por falta de tiempo libre y porque tenía sentimientos encontrados. Antes de empezar con ella había leído numerosas buenas opiniones, constantes comentarios acerca de lo "profundo de su mensaje" y que sería de esas lecturas que no olvidas, pero, como os podréis imaginar, no me ha parecido el gran descubrimiento. 

En La voz del ángel Frédéric Lenoir cuenta dos historias paralelas, la de Blanche, una antigua profesora de filosofía que despide su vida con la satisfacción de quien sabe que la ha aprovechado y disfrutado todo lo posible y la de Hugo, un adolescente incapaz de encontrar motivos por los que seguir viviendo, un chico al que la vida se le ha hecho bola y asume que nada va a mejorar. Ambos personajes se encuentran en un hospital, por motivos diferentes, pero unidos, inevitablemente, por su opuesta visión de la vida. Lo cierto es que la premisa, en principio, pintaba bien, me suelen gustar los libros que tratan este tema, no porque sean buenos sino porque me interesa ver cómo se vende el discurso que impera en todos ellos acerca de "lo bonito de la vida". En este caso, siendo el autor filósofo, esperaba un discurso potente, hablando claro, pero no ha sido del todo lo que esperaba. 

Los personajes me han gustado, están bien construidos y aunque su amistad se forja de forma demasiado instantánea al menos luego sus conversaciones van aumentando en cuanto a profundidad, haciendo no solo que el lector termine por comprenderles y tenerles cierto cariño sino que consigue que tenga sentido la relación que toma forma entre Hugo y Blanche. No negaré que Blanche me ha gustado mucho, me ha dado mucha ternura en ciertos aspectos y como, al fin y al cabo, es la que cuenta su historia, pues la trama se divide en el momento actual en el que viven Blanche y Hugo, y, por otro lado, una etapa de la vida de Blanche, concretamente en 1945, que tiene una importante relevancia en su forma de afrontar la vida y su situación actual, terminas encariñándote más con ella que con Hugo, al que aunque comprendes no terminas por tenerle el mismo aprecio, además, para ser un adolescente creo que sus diálogos resultan forzados, puedo llegar a comprar que es un joven muy introspectivo etcétera pero, en su mayoría, me parecen reflexiones y comentarios desacordes a su edad. 
Lo mismo me ha pasado con las citas y referencias de esta novela: las he sentido forzadas. Por supuesto no todas lo han sido pero creo que el autor ha tratado de empapar tanto esta novela de referencias filosóficas, de menciones a Victor Hugo y demás, que al final, entorpecen una trama sencilla y agradable de seguir.

Los personajes, por tanto, no me han disgustado en sí, el problema es que es un libro predecible hasta decir basta. No hace falta mucho para que os imaginéis qué le pasa a Blanche, cuál es ese evento que toma tanta relevancia en su forma de afrontar la vida... llega un momento en el que podrías incluso adivinar el diálogo que tiene con Hugo. Es una novela tranquila, eso sí, no tiene demasiada acción aunque sí tiene una narración ágil, pero claro, desde el primer momento ves venir la historia y eso le quita cualquier gracia que pueda tener. Este es el mayor pero que le puedo poner a la novela en sí, la historia no está mal, se puede apreciar ya no solo lo opuesto de sus formas de ver la vida sino que aprecias incluso cómo se contraponen dos generaciones tan distintas, dos experiencias vitales tan diferentes, lo cual les lleva a tratar temas de todo tipo, amor, familia, política, la muerte, la amistad, las relaciones, la guerra... todo tema posible aparece en la eterna conversación de los dos protagonistas permitiendo apreciar el salto generacional entre ambos, casi como una conversación lúcida entre abuela y nieto. Esta es una de las mejores partes de la novela, los temas de los que hablan y ver cómo se manifiestan dos formas de vivir tan diferentes influenciadas por el contexto histórico-político de cada una de ellas pero, de nuevo, el diálogo es predecible. Obviamente lo disfrutas como lector pero no te sorprende nada, la lectura de La voz del ángel es como pasear por un lago, sí, es bonito, pero sabes perfectamente qué te espera después y yo buscaba otra cosa. 

En general, no ha sido una mala lectura, la he disfrutado, Frédéric Lenoir siempre se lee con facilidad y se agradece la ligereza de su narración. La premisa de la historia no es para nada decepcionante, aunque sí predecible y típica, pero dado que tampoco es una novela especialmente larga como lectura de una tarde, buscando simplemente leer algo que no requiera mucho esfuerzo, que entretenga y que tenga unos buenos personajes y una buena historia... no tendría mucho que objetarle si esta es su finalidad, desde luego, si esperáis una novela trepidante que os vaya a dejar reflexionando o que os deje impactados por algún motivo... entonces esta no es la mejor opción. 




16/11/20

Reseña | Homo Deus

 


Homo Deus. Breve historia del mañana - Yuval Noah Harari

Debate | 2019 | 490 p. 

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La guerra es algo obsoleto. Es más probable quitarse la vida que morir en un conflicto bélico. La hambruna está desapareciendo. Es más habitual sufrir obesidad que pasar hambre. La muerte es solo un problema técnico. Adiós igualdad. Hola inmortalidad. ¿Qué nos depara el futuro? Yuval Noah Harari, autor bestseller de Sapiens. De animales a dioses, augura un mundo no tan lejano en el cual nos veremos enfrentados a una nueva serie de retos. Homo Deus explora los proyectos, los sueños y las pesadillas que irán moldeando el siglo XXI -desde superar la muerte hasta la creación de la inteligencia artificial. - Cuando tu Smartphone te conozca mejor de lo que te conoces a ti mismo, ¿seguirás escogiendo tu trabajo, a tu pareja y a tu presidente? - Cuando la inteligencia artificial nos desmarque del mercado laboral, ¿encontrarán los millones de desempleados algún tipo de significado en las drogas o los juegos virtuales? - Cuando los cuerpos y cerebros sean productos de diseño, ¿cederá la selección natural el paso al diseño inteligente? Esto es el futuro de la evolución. Esto es Homo Deus .

Es por muchos conocido el éxito que ha tenido Sapiens la anterior publicación de Yuval Noah Harari, profesor de historia especializado en grandes cambios históricos, no era de extrañar que Homo Deus suscitase tal interés. Personalmente, como profesora de filosofía, no pude evitar que este nuevo libro cayese en mis brazos, ya no solo por el gran trabajo de investigación que ha llevado a cabo su autor sino por la importancia y relevancia de los temas en él tratados. No hace falta tampoco ser un erudito, o un experto en materia histórica o filosófica, simplemente tener cierta curiosidad por los aspectos que caracterizan nuestra sociedad y cómo los cambios que en ella están teniendo lugar pueden afectar, y de hecho afectarán, a la sociedad del futuro. 

Este ensayo comienza poniéndonos al día acerca de la situación de nuestra sociedad, aquella que ya no se preocupa por hambrunas, tampoco estamos especialmente preocupados por guerras inminentes, ni epidemias mundiales. En nuestros días son otro tipo de asuntos los que atormentan nuestras pesadillas, y esto se debe, ni más ni menos, a nuestro orden mundial. Hoy en día no clamamos a dioses preguntando qué hemos hecho mal, por qué nos están castigando, si no que echarán la culpa a los gobiernos, a las grandes potencias, reclamando no haber actuado antes, o no haber hecho las cosas mejor. Esta situación define nuestra civilización, nuestra sociedad, el modo en el que funcionan nuestras vidas. 

A lo largo de este ensayo se hablaran de temas muy diversos, de la ciencia, la tecnología y de cómo nuestra realidad se ha visto modificada e influenciada por estos cambios e innovaciones. Hablaremos de la superación del cristianismo, del surgimiento del humanismo, del cientificismo y de un posible futuro en el que nuestros inventos hayan mejorado tanto las capacidades del ser humano que seamos completamente reemplazables, ¿a qué nos dedicaremos entonces? y lo más importante de todo ¿es realmente deseable que la tecnología avance hasta ese punto?. Son estas algunas de las cuestiones que Harari va a plantear a lo largo de las cuatrocientas páginas que tiene su ensayo, de un modo realmente sutil, con un lenguaje científico pero sin caer en la complejidad que impediría a un lector lego comprender o seguir su argumentación. Bebe de muchas ciencias sociales como la antropología o la filosofía para basar sus opiniones y/o argumentaciones, un trabajo, como ya decía antes, completamente documentado que nos permitirá hacer un recorrido acerca de las pasadas expectativas del ser humano y las futuras, la posibilidad de que, por primera vez en la historia, el Hombre esté jugando a ser dios, a tener en su poder una tecnología que permita cambiar nuestra sociedad tal y como la conocemos ahora de un modo que no puede ser predecible. No surgirán los viejos fascismos, surgirán nuevos con unos medios que ahora somos incapaces de imaginar, los estados poseen más información de nosotros que nunca, solo falta que sepan cómo utilizarlos, quizá al más puro estilo orweilliano ¿y entonces qué?

Son realmente interesantes las situaciones que el autor nos plantea en su obra, quizá nunca nos habíamos parado a pensar en cómo que Google nos indique siempre la mejor ruta para ir al trabajo, o nos recomiende personas en Facebook que podrían interesarnos como posibles amistades podría llegar a ser en un futuro la norma habitual, hablar con nuestro teléfono móvil para que evalúe la compatibilidad con esa cita que tuvimos el sábado por la noche, o ser indicado constantemente qué películas nos van a gustar y cuáles no deberíamos ver según lo que conocen de nosotros, que, eventualmente es todo, toda nuestra vida al completo. Nuestro futuro va a ser cualitativamente diferente a todo lo que podamos pensar, en cuanto a civilización se refiere, y será eso lo que nos contará Harari en su ensayo pero ¿te imaginas cuánto?



25/5/20

Novedades interesantes Mayo Junio Julio 2020




¡Buenas a todos!, siento no haber aparecido la semana pasada, pero la verdad es que he estado de exámenes ( y sigo) así que apenas he podido pasarme a escribir, pero entre tanto me ha llegado el boletín de novedades y hay algunas que me encantan de verdad que estoy muriendo por leerlas. Así que vengo a contaros qué he visto que me ha llamado muchísimo la atención 🥰

VAMOS CON NOVEDADES DE TAURUS DE PENGUIN RANDOM HOUSE


Los europeos. Tres vidas y el nacimiento de la cultura cosmopolita ( Orlando Figes)


Los europeos: Tres vidas y el nacimiento de la cultura europea ...

El siglo XIX europeo, un momento de logros artísticos sin precedentes, fue la primera era de la globalización cultural, una época en que las comunicaciones masivas y los viajes en tren de alta velocidad reunieron a Europa, superando las barreras del nacionalismo y facilitando el surgimiento de un verdadero canon europeo de obras artísticas, musicales y literarias. Llegado 1900, se leían los mismos libros, se reproducían las mismas obras artísticas, se representaban las mismas óperas y se interpretaba la misma música en los hogares y se escuchaba en las salas de conciertos a lo largo de todo el continente.

Partiendo de una gran cantidad de documentos, cartas y otros materiales de archivo, el aclamado historiador Orlando Figes examina cómo fue posible esta unificación. En el centro del libro hay un triángulo amoroso conmovedor: Ivan Turgenev, el primer gran escritor ruso en convertirse en una celebridad europea, Pauline Viardot, de origen español, una de las cantantes de ópera más famosas del mundo, además de compositora y profesora de canto, y Louis Viardot, director de teatro, activista republicano y gran experto en arte(autor de las primeras guías de grandes museos del mundo, el Prado entre otros)y esposo de Pauline, por cuya carrera musical sacrificó parte de la suya.

Juntos, Turgenev y los Viardot estuvieron en el centro del intercambio cultural europeo: conocían o se cruzaban con Delacroix, Berlioz, Chopin, Brahms, Liszt, Schumann, Hugo, Flaubert, Dickens y Dostoyevski, entre muchas otras figuras destacadas.

Como observa Figes, casi todos los grandes avances de la civilización se han producido durante los períodos de mayor cosmopolitismo, cuando las personas, las ideas y las creaciones artísticas circulan libremente entre las naciones. Vívido y perspicaz, L os europeos muestra cómo ese fermento cosmopolita fraguó tradiciones artísticas que llegaron a dominar la cultura mundial.


Fidelidad a Grecia - Megustaleer

Fidelidad a Grecia (Emilio Lledó) 

En este maravilloso libro nos reencontramos con un Lledó combativo y elegante que, movido por un ideal de decencia, justicia e igualdad, nos invita a recuperar nuestra capacidad de mirar.

Este conjunto de textos habla del poder liberador del mito en los antiguos griegos (frente al efecto de otro tipo de mitos, «impuestos por los profesionales de la mentira»), de la fuerza de Eros, de la invención de la armonía musical, de Epicuro #según el autor una de las figuras más atractivas y misteriosas de la historia del pensamiento#, de la difícil belleza helénica y de otras enseñanzas clásicas de las que somos deudores.

Nos habla también de cómo esa mirada fuera de los marcos que nos enseñaron los grandes pensadores es el necesario primer paso para combatir los males que impregnan nuestra vida, como el lenguaje vacío y manipulado, la desmemoria, la «nueva teología» de la tecnología y las pantallas y una educación «entontencedora» e incapaz de promover el verdadero conocimiento y la libertad intelectual.


Sin miedo: Formas de resistencia a la violencia de hoy eBook ...
Sin miedo. Formas de resistencia a la violencia de hoy (Judith Butler)


Judith Butler, una de las filósofas más reconocidas del mundo por sus contribuciones al feminismo, a la defensa de los derechos humanos y al pensamiento político, rastrea, en este nuevo libro, las formas de resistencia a las múltiples modalidades de violencia -desde la tortura por razones políticas, los crímenes contra mujeres, hasta la decisión de negar los horrores del pasado, el desprecio contra los migrantes o la desigualdad global- que caracteriza a nuestras sociedades contemporáneas.

Sin miedo recoge una serie de conferencias recientes de la autora sobre justicia, memoria, duelo, crítica y disidencia, en las que formula, además de sus inestimables reflexiones filosóficas, un conjunto de herramientas conceptuales con las que repensar la resistencia ante cualquier forma de opresión.

Judith Butler, autora de reconocidos ensayos de pensamiento político como Marcos de guerra, Dar cuenta de sí mismo y Vida precaria, vuelve en este nuevo libro a pensar y repensar en las formas de resistencia a las múltiples modalidades de violencia. A partir de sus más recientes conferencias, Contra la violencia es un conjunto de reflexiones sobre justicia, memoria, duelo y lamento, crítica y disenso que ofrece, además de sus inestimables reflexiones filosóficas, un conjunto de herramientas conceptuales con las cuales resignificar la resistencia a toda forma de subyugación.


VAMOS AHORA CON LA EDITORIAL DEBATE DE PENGUIN RANDOM HOUSE


A vivir la ciencia | De lector a lector

A vivir la ciencia (Pere Estupinyà)

Este libro es una invitación a descubrirnos a nosotros mismos y lo que nos rodea a través de la ciencia. Con historias sorprendentes y un estilo ameno, directo, apasionado, riguroso y divulgativo, Estupinyà amplía en estas páginas sus conversaciones dominicales junto a Javier Sampedro y Javier del Pino en el programa A Vivir de la Cadena SER con todo tipo de expertos en neurociencia, astrofísica, biología, paleontología, psicología, sociología, filosofía, tecnología, medioambiente y salud humana. Agrupadas según las emociones que le suscitan, transitaremos por la esperanza ante los pequeños milagros de la medicina; la introspección al explorar la psique humana; la diversión ante los temas más disparatados y entretenidos; la curiosidad al revelar los mundos más lejanos e invisibles; la indignación por la resistencia a aprovechar el conocimiento científico; la preocupación por la crisis climática y el deterioro del planeta; la inspiración para mejorar aspectos sociales gracias a los descubrimientos científicos; el asombro al ver que la realidad se acerca cada día más a la ficción; y la responsabilidad, porque el futuro no depende de la tecnología sino de nosotros los humanos.


Estos son los libros que a mí más me han llamado la atención de dos de mis editoriales favoritas, la verdad es que cada vez me alejo más de la literatura juvenil y siguiendo mi formación filosófica me intereso sobre todo por ensayo y divulgación científica. ¿Son géneros que os gustan a vosotros? ¿alguno os ha interesado?🤓

26/9/16

Reseña | La insoportable levedad del ser

Título: La insoportable levedad del ser 
Autor: Milan Kundera
Nº de páginas: 336
Editorial: Tusquets


Esta es una extraordinaria historia de amor, o sea de celos, de sexo, de traiciones, de muerte y también de las debilidades y paradojas de la vida cotidiana de dos parejas cuyos destinos se entrelazan irremediablemente. Guiado por la asombrosa capacidad de Milan Kundera de contar con cristalina claridad, el lector penetra fascinado en la trama compleja de actos y pensamientos que el autor va tejiendo con diabólica sabiduría en torno a sus personajes. Y el lector no puede sino terminar siendo el mismo personaje, cuando no todos a la vez. Y es que esta novela va dirigida al corazón, pero también a la cabeza del lector. En efecto, los celos de Teresa por Tomás, el terco amor de éste por ella opuesto a su irrefrenable deseo de otras mujeres, el idealismo lírico y cursi de Franz, amante de Sabina, y la necesidad de ésta, amante también de Tomás, de perseguir incansable, una libertad que tan sólo la conduce a la insoportable levedad del ser, se convierten de simple anécdota en reflexión sobre problemas filosóficos que afectan a cada uno directamente, cada día.