- Autor: Neal Shusterman
- Editorial: Nocturna
- Número de páginas: 524 p.
- ⭐⭐⭐ Goodreads
Antes, las personas morían por causas naturales. Existían asesinos invisibles llamados enfermedades, el envejecimiento era irreversible y se producían accidentes de los que no se podía regresar.
Ahora, todo eso ha quedado atrás y sólo perdura una verdad muy simple: la gente tiene que morir. Y esa es la tarea de los segadores. Porque en un futuro donde la humanidad controla la muerte, ¿quién decide cuándo y cómo sembrarla?
Citra y Rowan acaban de ser seleccionados como aprendices de segadores. ¿Su objetivo? Superar las pruebas de su mentor, sean las que sean. Aunque en el proceso renuncien a todo lo que les hace humanos.
Tras el parón de las oposiciones he podido ponerme a leer de nuevo y, aunque hace mucho que no me decido por ningún libro juvenil, me habían tentado mucho con esta saga de Neal Shusterman. Es cierto que la premisa promete mucho: ¿Un mundo en el que la muerte ha dejado de existir y los propios humanos se encargan de ello? Lo compro al 100%. Quizá el problema ha sido, por tanto, encontrarme con que la ejecución no me ha apasionado tanto como querría.
Como bien indica la premisa, la novela nos sitúa en un futuro distópico en el que el ser humano ha conquistado la muerte. Los individuos se reinician constantemente para parecer más jovenes y las enfermedades han dejado de existir. Además, todo está conectado a través de un asistente IA que todo lo ve y lo sabe. Aunque esto podría no parecernos tan lejano de la realidad y quizá algo deseable, lo cierto es que en este futuro que se nos plantea, la posibilidad de tener toda la información del mundo disponible ha hecho que a la gente le de pereza. Nadie busca nada, no quieren saber nada, toda información y conocimiento se ha vuelto prescindible. Todo, salvo la muerte, claro está.
La Guadaña, como la llaman, es lo único independiente de la IA y tiene sus propias normas para "cribar" a las personas. Este grupo no es otra cosa que el resultado de la sobrepoblación, tratan de imitar la propia muerte natural en base a cupos y predicciones, quieren recuperar el significado de morirse en un mundo en el que nadie muere.
En este contexto, Citra y Rowan se verán obligados a competir como aprendizajes de segador, es decir, de aquellos que acaban con la vida de las personas, a pesar de que no quieren hacerlo. La idea de que aquellos que no deseen cribar a la gente sean los que deben dedicarse a ello me parece también muy interesante y, de hecho, en la novela vemos varios contrapuntos y planteamientos contrarios, pero a mi parecer todo ha quedado demasiado flojo.
Los dos protagonistas son novicios de un segador de la vieja escuela, de esos que aún se preocupan por la ética, los valores morales y por seguir una disciplina. Este grupo entiende que la muerte era, en gran medida, lo que hacía que el ser humano fuese un ser humano, y que gran parte de aquello que nos identificaba como especie fue perdiéndose a medida que alargábamos nuestras vidas hasta el infinito. Por ello se esmera en enseñar cultura, historia y filosofía a Citra y Rowan pero, frente a este planteamiento, también existen segadores que abogan por poder disfrutar del trabajo. No entenderlo como algo escrupuloso o una condena, sino como algo que puede ser divertido. Especialmente por la inmunidad de trato de la que gozan los segadores.
Estos planteamientos derivan en profundas reflexiones que son realmente interesantes y enriquecedoras para el lector, aunque podrían haberse planteado de forma más explícita. Los propios personajes parecen no pensar demasiado en ello y simplemente siguen sus instintos y principios. Al inicio me parece bastante lógico, pero a medida que suceden ciertos eventos impredecibles...lo lógico sería que se planteasen algunas cuestiones y tan solo Rowan, en contadas ocasiones, ahonda de forma reflexiva en estas preguntas tan importantes para la humanidad.
Como decía, lo que más me ha gustado han sido los planteamientos filosóficos que derivan de la premisa, pensar acerca de qué nos hace humanos, qué es la muerte y qué implicaciones tiene para nosotros. Cómo a veces la muerte es deseada por los individuos y el concepto de "terminar". Faraday explora muchos de estos problemas al enseñar a los novicios, pero lo cierto es que todo queda en la superficie. Incluso Goddard queda bastante flojo como antagonista. No sabría decir si esto se debe a que, en esencia, es un libro juvenil y no puede ahondar en asuntos tan profundos y complejos, pero el desarrollo de los personajes es demasiado simple. Apenas vemos un cambio en los protagonistas, a pesar de estar viviendo situaciones traumáticas que cambiarían a cualquiera y, además, el autor ha incluido un pequeño guiño romántico que no considero en absoluto necesario, precisamente porque es predecible y lo ves venir en la página 20.
Me hubiese gustado mucho ver otro tipo de ejecución en la novela. Un planteamiento más maduro y profundo, a pesar de que es un libro que se lee muy rápido y que puedes llegar a disfrutar, pero no creo que sea un libro muy trascendental salvo que te encuentres en los inicios de la adolescencia.
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