Las intermitencias de la muerte - José Saramago
2006 | 256 pág. | Punto de lectura
Goodreads ⭐⭐
En un país cuyo nombre no será mencionado, se produce algo nunca visto desde el principio del mundo: la muerte decide suspender su trabajo letal, la gente deja de morir. La euforia colectiva se desata, pero muy pronto dará paso a la desesperación y al caos. Sobran los motivos. Si es cierto que las personas ya no mueren, eso no significa que el tiempo se haya detenido. El destino de los humanos será una vejez eterna.
Se buscarán maneras de forzar a la muerte a matar aunque no lo quiera, se corromperán las conciencias en los «acuerdos de caballeros» explícitos o tácitos entre el poder político, las mafias y las familias, los ancianos serán detestados por haberse convertido en estorbos irremovibles. Hasta el día en que la muerte decide volver...
Este no es el primer libro de Saramago que leo, de hecho, hace no mucho os hablé de La caverna, cuya reseña podéis encontrar aquí. Quizá por ello esperaba que me gustase mucho, bien es cierto que esperaba leerlo con calma, pero disfrutando de la historia, cosa que no ha llegado a pasar. Como suele pasar con este autor, la premisa es interesante y, a priori, me parecía el tipo de novela que disfrutaría enormemente, aunque lamentablemente al final no ha sido así.
Tal y como podemos leer en la sinopsis que se nos brinda en la contraportada de la novela, Saramago nos relata lo que sucedería si, un día como otro cualquiera, la muerte dejase de hacer su trabajo, digamos que se toma unas vacaciones y, como es comprensible, el mundo colapsa. Este autor suele centrarse en las historias cotidianas que suceden en una situación poco común, por lo que esta novela no es muy diferente al resto. No nos contará en ella una gran historia llena de acción y misterio, sino que nos relatará cómo reacciona el mundo a tal inusual situación. Leeremos de primera mano cómo los hospitales colapsan con enfermos que necesitan cuidados constantes al encontrarse al borde de la muerte, pero incapaces de hacerlo. También nos hará pensar, o más bien reflexionar, acerca de qué consideramos estar vivo, si lo sigue estando alguien que no va a mejorar, pero que tampoco va a empeorar, alguien que, en su situación actual, debería estar en el más allá -suponiendo que exista tal cosa-. Seremos testigos de cómo algunos incluso llegan a aprovecharse de la situación, viendo en tal catástrofe una oportunidad de hacer negocio, e incluso como el propio gobierno acepta las mafias que se forman alrededor de la ausencia de muerte porque le beneficia, a pesar de que esto llega a crear conflictos internacionales.
De hecho, resulta muy interesante observar cómo la Iglesia Católica se enfrenta a uno de los mayores problemas que puede encontrar su doctrina, la inmortalidad. Para una religión basada en la existencia de una vida más allá de la muerte la ausencia de ésta resulta una catástrofe. Por otro lado, llega a ser incluso cómico presenciar a las compañías de seguros viéndose obligadas a indicar una edad límite para estar asegurado, ya que todos quieren anular sus pólizas, total, nadie va a morir... creo que el autor lleva a cabo un magnífico un uso de la ironía en esta situación y nos plantea reacciones y/o soluciones disparatadas pero, a su vez, factibles, y ahí reside la genialidad de Saramago.
Con todo, lo que más llamativo me ha resultado es el final, más bien la segunda mitad de la novela en general. La historia de la parca enviando cartas de aviso, la muerte llegando como si fuese la factura de la luz, sencillamente me ha parecido un giro inesperado y atrayente. Lo mismo podría decir del final, esa imagen cálida que contrasta con la imagen fría que se nos da siempre de la muerte y la visión de cómo, después de tanta desventura, Átropos es vencida declarándose el amor como campeón en este encuentro y, de nuevo, logrando que al día siguiente no muriese nadie.
Con esta trama trata de mostrar cómo nuestra sociedad reacciona ante situaciones desastrosas como esta, cuál es nuestra verdadera cara cuando suceden catástrofes que colapsan el país y lo que hay detrás de aquellos que nos dirigen: indiferencia, una constante búsqueda del beneficio propio, no dar la cara cuando los ciudadanos de a pie lo pasan mal... vamos, que no he podido hacer una lectura más apropiada a los tiempos que corren, cualquiera diría que Saramago se lo veía venir...
Pero, a pesar de que la premisa de la que parte, lo que relata me parece interesante y la trama en sí me ha gustado, no ha sido una novela que destaque especialmente. Es cierto que el estilo de Saramago es peculiar, ya lo he señalado en la reseña de La caverna, hay que hacerse a él. En mi caso ya estaba acostumbrada, y no me disgusta en absoluto pero, aún así, no he terminado de engancharme a la historia. A ratos, he sentido que nos relata pequeñas historias dentro de la trama principal, y esto me resultaba tedioso. No es cómodo estar cambiando constantemente de unos protagonistas a otros, al menos para mí hacía la lectura más lenta de lo que debería. Además, he sentido que la trama, en algunos momentos, flojeaba, es decir, sí, claro que resulta interesante y da para reflexionar largo y tendido al respecto, pero llegados a un punto sentía que no tenía nada más que contarnos. Que todo el pescado ya se había vendido, por ser claros.
En resumen y para no extenderme más, ha sido una novela que he disfrutado, no me ha disgustado para nada el argumento ni el estilo -que ya conocía- del autor, creo que, en este caso, me ha fallado el no tener un protagonista claro, alguien a quien seguir a lo largo de la historia. No me ha gustado tener que adaptarme constantemente a personajes diferentes y dejarles del lado a las pocas páginas, cosa que si bien busca dar una imagen global de la situación, como lectora no me ha resultado agradable. A pesar de todo, si te gusta este autor en particular y la trama te resulta interesante a simple vista, deberías darle una oportunidad ya que mi pega es propiamente subjetiva, más relativa a mis gustos como lectora que a la calidad de la novela en sí, no en vano Saramago es Premio Nobel...
¡Hola!
ResponderEliminarPues no lo conocía, pero creo que de momento lo voy a dejar escapar porque no me llama la atención.
Un abrazo
Para empezar con Saramago no es de los mejores, eso hay que reconocerlo :)
EliminarUn besín
¡Hola! No me he animado aun con Saramago, pero sí que es una autor al que le tengo ganas. Me llama mucho la premisa en sí, así que creo que le daré una oportunidad y espero que no me pase como a ti con el tema de los personajes.
ResponderEliminar¡Nos leemos!
Uf, yo hasta este año tampoco me había puesto en serio y ha sido un acierto. La caverna lo disfruté muchísimo y, aunque este no ha sido del todo de mi gusto, creo que el resto también me van a llamar mucho. Ya iré reseñando...
EliminarEspero que me contéis si os ponéis a ello (y que lo disfrutéis)
Un besín
Hola, nunca he leído al autor y tampoco me llama la atención sus novelas, ésta en concreto creo que no es una lectura que pudiera gustarme, así que la dejo pasar.
ResponderEliminarBesos desde Promesas de Amor, nos leemos.
Hola.
ResponderEliminarNo me suena de nada el libro y menos el autora pero me ha interesado bastante la sinopsis aunque no me termina de convencer.
Nos leemos.